martes, 19 de febrero de 2013

Nuevas Ideas sobre Educación

Asistí a una muy interesante conferencia sobre educación que trataba de la aplicación de la neurociencia en el campo de la educación escolar. Los conceptos vertidos por la especialista resultaron muy interesantes porque daban un enfoque diferente al que los profesores estamos acostumbrados. Se habló del conocimiento del cerebro humano como requisito indispensable para ejercer una influencia efectiva en el estudiante. También se mencionó la importancia de la evaluación, el asesoramiento y la retroalimentación en la labor académica diaria dentro del aula. En realidad fue mucha información desde una perspectiva diferente, así que necesito un tiempo para procesarla y ver cómo y cuánto podría aplicarla en mi práctica docente.

Sin embargo hubo un punto que resultó muy resaltante para mí, porque es algo que ha sido parte de mi forma de enseñar desde el principio y cada mañana antes de empezar mi labor docente lo repito como si fuera un mantra junto con el agradecimiento diario que hago a la Divinidad. Esto es: “No hacer daño voluntario con mis palabras o con mis acciones a los alumnos que se han confiado a mi cargo.” Recuerdo que en la Biblia hay un versículo que también repito en ocasiones: “No es lo que entra lo que te hace daño, es lo que sale de ti.” Y procuro en la medida de mis posibilidades ser muy cuidadosa con lo que digo y como me dirijo a mis alumnos. Creo firmemente que este factor es lo que me ha permitido encontrar tanta retribución de cariño por parte de ellos. Yo los cuido y ellos me quieren.

Deseo apelar al espíritu docente de mis colegas y especialmente a los que colaboran con Asesoria Educativa, para que tengan esto en cuenta como parte de su práctica profesional. Sé que en ocasiones no es tan fácil mantener la coherencia y la sonrisa cuando se presentan inconvenientes disciplinarios o estamos muy cargados con trabajo; pero los conmino a bajar la voz en lugar de subirla y a entrenar a sus alumnos en el respeto que deben tenerles y así no hacerlos perder los estribos. Los asesores académicos de Asesoria Educativa nos ocupamos de trabajar uno a uno con nuestros alumnos y es probable que no nos encontremos en tanto peligro de dañarlos como en un salón de clase, pero deseo que todos nos repitamos diariamente que nuestros alumnos están para ser cuidados y bajo ningún sentido dañados. Así que mantengámonos vigilantes con respecto a nuestro temperamento.


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