Si bien la educación es un privilegio para
todos, en el Perú el concepto resulta ser extraño y hasta diría abstracto. Hoy he escuchado a más de un futuro
congresista hablar de la promoción de la educación que emprenderá tan pronto
tomen posesión y posición de sus curules parlamentarias. Eso me recordó el
ejercicio de la democracia que se hacía durante el Gobierno Revolucionario de
las Fuerzas Armadas en los colegios. Yo participé en uno de esos ejercicios
democráticos, la ganadora de la alcaldía de mi colegio era una joven
carismática, gran oradora y de un encanto especial en su sonrisa. No había duda
que ganaría las elecciones, todo el colegio voceaba su nombre, que además era
corto y muy elegible.
El
problema en cuestión fue que las promesas de campaña, que además nadie
escuchaba porque estaban voceando su nombre, superaban cualquier presupuesto de una alumna
de 5to de secundaria. Yo formaba parte del consejo de autoformación, que era
una especie de tribunal constitucional y después de pasados algunos meses de la
elección y viendo que ninguna de las obras prometidas estaba siendo ejecutada,
me acerqué a la alcaldesa para reclamar, en nombre del pueblo estudiantil , que
se realizarán por lo menos la mitad de lo prometido. Ella me mostró su hermosa sonrisa y me dijo dulcemente
que esos eran usos de la política y que por supuesto que eran muy difíciles de
ejecutar en la realidad. Pasó el año, se graduó del colegio y nunca más he
sabido de ella, pero siento que nos engañó a todas, aunque la mayoría ni cuenta
se dio.
Eso nos pasa cada 5 años en educación y no sé
si existe algún funcionario cuyo trabajo sea reclamarles a los congresistas por
las leyes que prometieron pasar con respecto a la promoción de la educación. Es
por eso que a mí la política no me parece la solución de ningún problema
puntual en educación. Es por eso también que entiendo que el esfuerzo de los
padres por darles la mejor educación posible a sus hijos es el que vale y el
único que prevalece en la realidad. Estoy convencida que la educación es un
privilegio otorgado por los padres con su propio peculio a favor de sus hijos,
pero sé por experiencia propia que es nuestro mejor seguro para la vida.
En Asesoria Educativa, nos preocupamos por proporcionarles a nuestros alumnos el apoyo
necesario para que esa inversión sea la más efectiva y que al final del camino
de la educación formal se encuentren suficientemente preparados para asumir los
retos de la vida sin esperar a que el gobierno tenga a bien pasar leyes que nos
permitan recibir una educación de calidad. Que si bien es un derecho, no es una
realidad a menos que pongamos nuestros esfuerzos individuales para lograrlo.
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