El diccionario de la Real
Academia de la Lengua Española registra ambos conceptos. En el contexto de América
Latina están íntimamente relacionados con la política y se comprenden como totalmente
opuestos. Si nos remontamos a nuestra historia,
El Caudillismo, le ha dado nombre a más de una etapa de nuestra vida republicana.
Por otro lado El Liderazgo parece ser un concepto relativamente en boga. Ninguno
de los dos han sido inventados en este siglo o en el pasado, en realidad desde
que el hombre empezó a vivir en sociedad la figura del más fuerte, más astuto o
más capaz de sobrevivir imperó por sobre los demás y le dio la categoría del más
apto. Lo cual, siguiendo la teoría darwiniana era el que prevalecería, así que
aliarse con esa persona resultaba la mejor garantía de protección.
En el presente se entiende que el
caudillo es un dictador al que solo siguen los fanáticos o los temerosos. Creo
que también es seguido por los cómodos, que se adaptan a las circunstancias con
tal de vivir mejor. Otra vez, nada nuevo, ya lo decía Góngora en el siglo XVII,
“Ande yo caliente y ríase la gente.”
Yo entiendo este verso como que el
caudillo dicte mi bienestar y yo lo seguiré. Por otro lado hasta existen
escuelas de liderazgo, a las que se asiste con la vana idea de aprender a
dirigir, sin caer en la dictadura. Este concepto también me parece extraño
y de cualquier modo una manera de
coartar la libertad de los demás. En mi opinión, un Caudillo, un dictador y
hasta un líder emergen del tejido social cuando es necesario y solo subsisten
porque los demás miembros de la sociedad ven la necesidad de ser dirigidos por alguien
a quien quieren, respetan o temen, dependiendo de las circunstancias.
Lo más acertado seria preparar a
las personas para que cuando se requiera, de una opinión o la resolución de un
problema, tomen el mando de la situación o dirijan el camino del grupo social
en el que se encuentran con claridad y criterio. En la actualidad no
necesitamos líderes mesiánicos a los que debemos seguir sin pensar como al “Flautista
de Hamelín”, necesitamos personas preparadas para actuar con claridad y decidir
por sí mismas que rumbo tomar en beneficio de su propio bienestar físico y
mental que redundará, sin duda, en el bienestar de la sociedad, que en esencia
es seguir la dirección correcta.
"...necesitamos personas preparadas para actuar con claridad y decidir por sí mismas que rumbo tomar..." |
En Asesoría Educativa aspiramos a
que tanto nuestros Asesores Educativos como nuestros alumnos encuentren en
nuestra filosofía de Acompañamiento Pedagógico, la suficiente información e inspiración
para decidir por sí mismos y no dejarse llevar por lo que parece menos
complicado. Pensamos que formar líderes no debería ser un curso, ni la promesa de
ninguna institución educativa, la verdadera aspiración debería orientarse a
formar personas integras e independientes que estén dispuestos a tomar decisiones
de su propio destino y si es necesario, ser capaces de dar un buen consejo que
le permita a las demás personas de su entorno decidir sobre su propio
bienestar. Los Especialistas de la Educación, tenemos muy claro que ni
liderazgo ni caudillismo son necesarios para dirigir los destinos de otros.
Solo la preparación académica y ética les darán a las personas la posibilidad
de mostrarles a los demás el camino de la superación.
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