Tengo que aceptar que tuve dos madres, fui la
primera nieta de mi abuela y mi madre, muy avanzada para su tiempo, fue una madre trabajadora. Así que quede en
manos de mi abuela. Y fue una gran suerte porque ella era una muy buena
educadora. Tenía un estilo que no sería aceptado en estos tiempos de contemplación
de los niños, pero creo que no sería lo que soy, si no hubiera sido por sus
sabias enseñanzas, por su ejemplo y su perseverancia en hacer de mí una mujer
de bien. De mi madre aprendí que ser independiente económicamente valía más que
cualquier consideración de quedarse a cuidar de la casa y de los niños. Mi casa
siempre estaba limpia, mi comida en la mesa, mi ropa lavada y mis tarea
revisadas. Sinceramente mis dos mamas eran una especie de hormiguitas hacendosas.
Ya no están conmigo, pero sus enseñanzas siguen siendo útiles y son muy contemporáneas.
Desde Asesoria Educativa deseo enviarles un
fuerte abrazo a todas las madres y pedirles que redoblen sus esfuerzos a fin de
educar para el bien no solo a sus hijos y nietos, sino a todo el que se acerque
a ustedes con la necesidad de ser educado. A las profesoras que colaboran como
asesoras educativas les envío mis saludos y respeto por la doble misión que la
vida les ha dado. Antes se repetía que la maestra era una segunda madre y yo pienso
que si aceptamos la misión de enseñar debemos ver a nuestros alumnos de algún
modo como nuestros hijos. Sigamos inculcando valores y propiciando en ellos el espíritu
del trabajo y el emprendimiento. Así que mañana disfruten de la alegría del
deber cumplido y sigan educando con el ejemplo. Feliz Día de las Madres.
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