lunes, 6 de mayo de 2013

Que su memoria perdure

De todo lo que tengo que agradecerle a la educación que recibí con las monjas del Sagrado Corazón durante mis años en la Normal de Monterrico está el haber tenido la oportunidad de escuchar en persona a Javier Diez Canseco. Eran los años de la elección de delegados a la Asamblea Constituyente y los candidatos se presentaban en foros de educación superior en busca de votantes nuevos que por primera vez tendrían la experiencia de elegir a sus representantes de forma democrática. Lo recuerdo muy bien, se presentó ante nosotras, todas éramos mujeres, varias veces. Recuerdo que era delgado, barbudo y con cojera, sin embargo permanecía de pie durante toda la exposición y se movía por el entarimado del teatro con un cigarro encendido en la mano. Sé que nos hablaba de nuestro derecho a elegir y de justicia social y también que como pocos nos permitía hacerle preguntas a las que respondía inmediatamente mirando a la persona que preguntaba directamente.

En la elección de la Asamblea voté por él, porque pensaba que debería darle una oportunidad a la Izquierda después de tantos años de dictadura militar. La vida me ha llevado a cambiar de forma de pensar, yo creo en la competencia, la producción y la libertad de empresa y como ya lo he dicho antes, me gustan las diferencias. Pero nunca dejé de admirar a Javier por sus dotes de luchador incansable y el humor ácido que siempre mostraba en sus presentaciones en radio o televisión, sí que era un personaje entrañable. Hace años lo vi en la calle, casi éramos vecinos en Pueblo Libre y me dieron ganas de hablar con él, pero mi timidez no me permite hablar con nadie que no me dirige la palabra, Javier se dio cuenta que lo había reconocido y me saludo cordialmente con una sonrisa que iluminó su rostro aparentemente adusto. No hubiéramos tenido mucho tema de conversación en común y hubiéramos discrepado en cuestiones puntuales, pero hubiera sido agradable saber algo más de ese personaje tan presente en nuestra politica.

Javier se ha ido al panteón de los inmortales y desde Asesoria Educativa deseo expresar mis condolencias a su familia y amigos. También deseo expresar mi repudio a los congresistas que no tuvieron la generosidad de levantarle la sanción, que no se si fue injusta o no, pero si fue inoportuna. Esto señores congresistas solo demuestran su falta de calidad humana, pero en fin, deseo que sus nombres se pierdan en la noche del olvido. Mientras que el de Javier Diez Canseco permanezca en la memoria de los peruanos que alguna vez tuvimos el privilegio de escucharlo, tal vez solo para discrepar con él, pero con respeto. Los profesores de Asesoria Educativa están capacitados para ser pluralistas y tener la suficiente claridad en sus conceptos como para respetar a una persona por sus acciones, si estas son integras y consecuentes con su forma. Javier Diez Canseco fue un hombre al que hay que recordar siempre como ejemplo de lucha y tenacidad. Creo firmemente que si hay alguien que te recuerda con cariño y admiración Javier, has alcanzado la inmortalidad.


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